La “Decodificación emocional”

La salud de la cabeza a los pies

Estamos muy acostumbrados, a que la salud tiene que ver con el funcionamiento bioquímico o mecánico del organismo, la medicina alopática lo enfoca de esta manera y, por supuesto, con acierto. Sin embargo, la Decodificación Emocional o Psicosomática Clínica Humanista añade un enfoque diferente. Esta nueva perspectiva no difiere de la medicina tradicional sino que la complementa.

Los seres humanos disponemos de nuestros sentidos sensoriales para dos cosas fundamentalmente: reconocer los nutrientes y el peligro.

Por otro lado, nuestras necesidades de nutrición, protección, relaciones sociales externas y desarrollo personal se satisfacen mediante nuestro sistema emocional.

Así, cuando, por ejemplo, tenemos necesidad de reproducirnos y nos enamoramos, se crea un estado emocional que es un cóctel de neurotransmisores y hormonas

este estado emocional es un cóctel de neurotransmisores y hormonas que comprende oxitocina, noradrenalina, adrenalina, testosterona/ estrógenos, cortisol y más; la función de estos es modificar nuestra fisiología, activar la vías metabólicas, incrementar el gasto cardíaco, aumentar el ritmo respiratorio para, en el caso de los varones, facilitar el llenado de los cuerpos eréctiles (cavernosos y esponjoso) del pene provocando su erección y, en el caso de las hembras, la dilatación y lubricación de la vagina adecuando el organismo a consumar el coito y concebir un nuevo ser humano. Claro que este proceso es más complejo ya que la supervivencia significa cuidados, atención y protección a la nueva criatura porque en este proceso intervienen muchos factores conductuales y psicológicos de los progenitores; sin embargo, básicamente, así funcionamos. Percibimos amor tras una demanda de necesidad de supervivencia y el organismo se dispone a la procreación.

Es decir, hay una demanda determinada –hambre, sexo, seguridad, agresión, etc.-, el organismo genera una emoción –apetito, amor, miedo, ira, etc.-, esta condiciona los recursos orgánicos –jugos gástricos, ritmo cardíaco, estado hormonal, bioquímica sanguínea, etc.-, se adecua nuestra conducta –cocinar, coito, bloqueo, ataque, etc.- y se satisface la necesidad original.

Y así con el resto de emociones.

Consecuentemente, cuando vivimos un conflicto emocional, es decir una incoherencia entre lo deseado y lo actuado, se produce una insatisfacción de la demanda (las emociones se generan a partir de una necesidad determinada) y, si esta incoherencia es sustancial en cantidad o calidad, puede verse superada nuestra capacidad de tolerancia y entonces es muy posible que manifestemos una enfermedad.

Decodificando las emociones, podemos reconocer esa situación conflictual que dio origen a una enfermedad física, una conducta indeseada o una psicosis.

Para ello hemos de considerar cómo funcionamos biológicamente y es por lo cual, en la “Decodificación Emocional”, consideramos cómo funciona nuestro Programa Mental de Supervivencia, debemos conocer la lógica de la psique, es decir el inconsciente psicológico, hemos de comprender cómo nos afecta biológica y psicológicamente lo que ocurrió desde y antes de la concepción y también, a la vista de las evidencias de la psicogenealogía, el condicionante de nuestros ancestros, es decir, que factores inconscientes heredamos de nuestros antepasados y que afectan a nuestra vida actual.

¿Por qué algunas personas sufren de la garganta, otros de las cervicales, o las lumbares, o la hipertensión, por ejemplo? ¿Por qué uno padece de amigdalitis ante una experiencia que supuso un tipo de amenaza? Pues porque nuestro cerebro guarda registros de las experiencias adversas vividas y de las experimentadas por nuestros antepasados. Estos registros son considerados por nuestro inconsciente como medida de prevención y precaución y puede, en un momento dado, activar una reacción que suponga una enfermedad. En unos hay registradas experiencias relacionadas con conflictos de tragar o hablar y se resiente en mayor medida en la garganta; en otros hay memorias de comunicación y se resienten las cervicales, los hay cuyo inconsciente “tiene registros” de problemas en la familia y padecen enfermedades de la sangre… Y así con muchos síntomas o enfermedades que se repiten…

Fragmentos del libro: “La salud de la cabeza a los pies”; por Roberto Goltzman

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